Reflexiones sobre la producción de pódcast

| Autora: Karla Velezmoro |

Desde que empecé en el mundo del podcasting, allá por el 2017, he visto cómo este universo ha cambiado rapidísimo. Lo que en ese momento parecía una apuesta medio experimental —casi de nicho— hoy es un canal consolidado, con miles de posibilidades para contar historias, informar o simplemente conectar con otros desde el sonido.

Pero aunque las herramientas han evolucionado, hay algo que se mantiene: el lenguaje sonoro sigue siendo el centro de todo. La voz, los silencios, los ambientes, la música… eso que escuchamos y nos toca. Hoy en día contamos con más recursos: audio inmersivo, inteligencia artificial, efectos más sofisticados. Pero nada reemplaza la emoción que transmite una voz bien usada o un paisaje sonoro bien armado. El lenguaje radial está más vivo que nunca.

Antes de grabar cualquier episodio, siempre me gusta hacerme tres preguntas clave (y también se las hago a quienes producen conmigo): ¿qué quiero contar y por qué?, ¿a quién me estoy dirigiendo?, y ¿cómo quiero que suene mi pódcast? No se trata solo de tener una buena historia, sino de saber cómo narrarla y para quién. Esas preguntas te ayudan a tomar decisiones desde el arranque.

Eso sí: tener un pódcast no es solo cuestión de entusiasmo. Se necesita constancia. Por eso, siempre recomiendo empezar con un tema que te apasione. Esa motivación inicial será clave para cuando lleguen los bloqueos creativos, el cansancio o los famosos “no tengo tiempo”.

Y hablando de tiempo: también hay que ser realistas. ¿Tienes espacio en tu semana para grabar, editar, revisar? ¿Vas a hacerlo sola o en equipo? ¿Qué herramientas tienes a la mano? Hoy no necesitas una súper cabina de grabación para comenzar. A veces, con tu celular y unos buenos audífonos es suficiente. Lo importante es tener claro el proceso.

A mí, por ejemplo, me funciona empezar por la fecha de publicación. Desde ahí, retrocedo y organizo todo lo demás: investigación, guion, grabación, edición. Así evito andar corriendo a última hora. También aconsejo tener dos o tres episodios listos antes de lanzar el proyecto. Eso te da margen para respirar y mantener el ritmo.

Hoy, además, hay un montón de plataformas y herramientas que hacen más fácil producir. Lo importante no es tenerlo todo, sino saber usar lo que tienes con criterio. En mi caso, uso la inteligencia artificial como una aliada. Me ayuda con transcripciones, limpieza de audios, organización de ideas… Pero tengo claro que hay cosas que no se pueden delegar: la emoción de una voz humana, por ejemplo. Todavía no he escuchado una voz sintética que transmita ironía, duda, ternura o rabia como lo hace una persona. Y eso, en una crónica o una ficción, es fundamental.

Ahora bien, hacer un pódcast no es solo producirlo. También hay que pensar cómo sostenerlo. Monetizar puede tomar tiempo, pero no es imposible. Al comienzo, lo más realista es verlo como una vitrina: una forma de mostrar tu trabajo, tu estilo, tu voz. Desde ahí, pueden surgir oportunidades: talleres, alianzas, trabajos por encargo, patrocinios o incluso fondos concursables.

Y una recomendación que siempre repito: para hacer pódcast, hay que escuchar pódcast. De todo tipo. Escuchar afina el oído, te da ideas, te inspira. Y también te ayuda a encontrar tu propia voz. Porque sí: cada pódcast necesita un sello personal, y eso se construye con el tiempo.

En resumen, hacer un pódcast es narrar desde el sonido, pero también es probar, equivocarse, aprender, volver a intentar. No necesitas tenerlo todo resuelto para empezar. Lo importante es tener ganas, estar dispuesta/o a escuchar —a ti y a los demás— y tener disciplina. Empieza con lo que tengas. Lo demás llega con el camino.

Muy pronto estaré dictando un taller sobre producción de pódcast donde hablaremos de todo esto, con ejercicios prácticos y escucha crítica. Si te interesa, estate atenta/o a nuestras redes. ¡Nos escuchamos!

 

Tags :

Suscríbete a nuestra Newsletter

Mas post y noticias: