| Autora: Karla Velezmoro |
Hoy más que nunca, las instituciones necesitan hacerse escuchar. Pero no con más ruido, sino con más sentido. En un contexto saturado de discursos formales y lenguaje técnico, ¿cómo logramos que un mensaje institucional genere cercanía, empatía, confianza?
Una posible respuesta está en el storytelling sonoro: una forma de narrar historias desde el audio, que conecta con las emociones y que tiene un enorme potencial en la comunicación pública.
Del trámite al relato
Un proceso puede explicarse con cifras, pero una historia lo hace comprensible, humana, recordable. Narrar cómo una política pública impactó la vida de una persona —y hacerlo en audio, con voces reales, atmósferas sonoras y estructura narrativa— es darle rostro y emoción al Estado.
El pódcast, más allá de ser una moda, se ha convertido en un canal eficaz, flexible y cercano. Y lo mejor es que las instituciones no necesitan grandes recursos para empezar, sino una estrategia clara y una narrativa que escuche tanto como hable.
Comunicar no es solo informar
A veces confundimos comunicación institucional con emitir comunicados. Pero comunicar también es construir vínculos, generar confianza, narrar desde la experiencia. Una historia bien narrada —desde la voz de quien la vivió o de quien acompaña procesos desde el Estado— puede tener más impacto que un boletín.
¿Puede una entidad pública hacer storytelling? No solo puede: debería.
¿Y cómo se hace?
Aquí entramos a un terreno apasionante. El storytelling sonoro no es improvisación: requiere técnicas, estructura y decisiones creativas que marcan la diferencia entre un audio más… y una historia que permanece.
Para empezar a explorar este camino, es clave:
- Identificar historias significativas dentro de la institución, especialmente aquellas que muestran el impacto real de sus acciones.
- Definir el formato según el objetivo comunicacional: puede ser un testimonio, una crónica sonora, una entrevista o una cápsula narrativa.
- Escribir guiones pensados para el oído, que fluyan con naturalidad, ritmo y claridad.
- Usar elementos sonoros (ambientes, silencios, música, efectos) que no solo acompañen, sino que potencien el relato.
- Visibilizar casos inspiradores de personas beneficiadas por nuestros programas o servicios, y darles voz.
No se trata solo de comunicar logros, sino de narrar procesos desde la experiencia humana.
Escuchar para comunicar mejor
Las historias nos recuerdan que detrás de cada norma, cada oficina, cada política, hay personas. Y si hay algo que el audio permite, es escuchar a esas personas. Narrar bien no es adornar: es respetar la experiencia y darle forma para que llegue más lejos.
El storytelling sonoro no busca imponer una voz, sino abrir un canal de escucha mutua. Una historia contada desde el Estado, con sensibilidad y cuidado, puede ser el inicio de una relación más cercana con la ciudadanía.
Muy pronto, en Apepo, se abrirá un espacio para quienes quieran profundizar en esta forma de narrar desde la comunicación institucional.
Pero por ahora, lo más importante es empezar a escuchar diferente para narrar distinto.